El bar de Rodríguez y Zeballos, en Rosario, hace un 10 por ciento de descuento a todos los clientes que entreguen el teléfono celular durante la estadía, como una forma de propiciar el diálogo cara a cara y evitar las "evasiones virtuales".
La tendencia también se está dando en Buenos Aires. Es común ver a personas sentadas en mesas de bares sin hablar, sino cada una sumergida en un mundo propio, con la cabeza gacha, husmeando en las redes sociales o en el correo electrónico a través de sus teléfonos inteligentes.Por eso, el bar Woodstock se propuso combatir la dependencia electrónica, estableciendo descuentos a los clientes que acepten dejar el celular en custodia en la barra hasta que se retiran.
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